roberto agudelo

Preludio de un emprendimiento

Hace cinco años obtuve un título de maestría de la Universidad de Georgetown​. Tres años antes de eso no sabía inglés, dudaba de mis capacidades para ser aceptado y no tenía un céntimo para pagar una matrícula tan alta.

Lo que veía como adversidad terminó convirtiéndose en un desafío personal: así fue que me monté en un Spirit, llegué a Washington, y aprendí inglés en los paraderos de buses, hablando con los gringos mientras esperaban. A eso le llamé la estrategia Forrest Gump; no solo por la banca en el paradero, sino por cómo me veían. Debo confesar que hasta llegué a colarme en las clases de varias universidades para afinar el oído. Después de 9 meses presenté las pruebas del idioma y pasé “with flying colors”.

Llegó el día de la aplicación y me aceptaron al mostrar un genuino interés en aprender, no en obtener un diploma. Por último, Colfuturo me becó y financió todo, de hecho hasta condonó la mitad del préstamo. Hoy pago US$250 mensuales. Gracias Colfuturo.

Hace cinco años volví a Colombia no solo con la maestría, sino con el primer puesto Hoyas Georgetown 2010 por los resultados académicos, lo cual a la larga, no es importante: esa experiencia no me hizo más inteligente, ni me dio mundo, ni me abrió puertas como la gente cree. Gané mucho más: el orgullo de mis viejos, confianza en mi, la inspiración para crear Mubrick​ y la motivación para ayudar a colombianos a que se animen con la idea de estudiar en el extranjero. Quien crea que eso es posible, que tome la decisión y ejecute un cambio en su vida. Quien crea que ese es un lujo de unos pocos, ya impuso una barrera mental difícil de derrumbar.

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